Busco entre los más recónditos recovecos algún suspiro, un hedor que me conduzca finalmente a mi destino, tras caminar calles y más calles, esquivar laberintos y tropezar con piedras, me siento mas cercana a mi lugar, ese que espera tragarse con la boca abierta todo mi cuerpecito, como una hormiga que pretende entrar al recinto negro, lleno de humedad y dientes de un rinoceronte con la efímera esperanza de retornar. Todos los callejones me parecen similares, la basura y las ratas como escoltas me dejan un perenne vaivén, el cual hace que un pequeño instante todo sea mejor y más movido en el mundo. Aun desconozco mi lugar de llegada, aunque este sea un periplo que repita constantemente, mi memoria se borra al llegar al punto de inicio y partida, condenándome otra vez a volver a empezar el tedioso recorrido, el gris de las paredes y los grumos en el asfalto se han convertido en una especie de familia para mi, siempre están a mi lado, o debajo de mi, apoyándome, gritando palabras de consuelo, ante mis constantes fatigas, no se van, me acompañan, repito. Siempre serán mi familia y mis mejores amigos, las ratas no, ellas se aprovechan de mi, carcomen mi zapatos, juegan con mi ropa y a cada paso ruegan más por conseguir algún tipo de alimento.
Aunque todos los callejones son exactamente iguales , hay uno más gris que llama mi atención, me veo tentada a dirigirme a él y al voltear me veo sumergida en esa mancha profunda, pura oscuridad. Inicialmente, no distingo si mis ojos están abiertos o cerrados, pero este callejón, el cual es bastante largo, paulatinamente se va llenando de luces de colores que me anuncian cigarrillos, café, drogas y pastillas para el dolor de cabeza, a cada paso encuentro una puerta sobresaliente con algún tipo de anuncio que me invita, no paso. Todos me encandilan, me hacen daño, deseo salir, pero una extraña fuerza me impulsa aun más adentro de la oscuridad horizontal. Comienzo a asustarme, a pesar que trato de nublar mi mente con otros pensamientos, no con oscuridad. Los colores me hacen daño, me aturden, me desesperan, quiero salir, quiero salir, un anuncio latente llama mi atención, es verde, muy verde, no se lee bien porque está un poco dañado, decido acercarme, creo que me conducirá a un buen lugar, me dejo llevar por el anuncio que toma de mi mano y hace dirigirme hacia él, cada vez estoy más cerca, mas cerca, mi corazón comienza a palpitar un poco mas fuerte, mi cabeza se concentra solamente en enfocar el borroso anuncio, ya estoy llegando, me digo. Espera, camino mas rápido para encontrarle, estoy aquí, "SALIDA"
Aunque todos los callejones son exactamente iguales , hay uno más gris que llama mi atención, me veo tentada a dirigirme a él y al voltear me veo sumergida en esa mancha profunda, pura oscuridad. Inicialmente, no distingo si mis ojos están abiertos o cerrados, pero este callejón, el cual es bastante largo, paulatinamente se va llenando de luces de colores que me anuncian cigarrillos, café, drogas y pastillas para el dolor de cabeza, a cada paso encuentro una puerta sobresaliente con algún tipo de anuncio que me invita, no paso. Todos me encandilan, me hacen daño, deseo salir, pero una extraña fuerza me impulsa aun más adentro de la oscuridad horizontal. Comienzo a asustarme, a pesar que trato de nublar mi mente con otros pensamientos, no con oscuridad. Los colores me hacen daño, me aturden, me desesperan, quiero salir, quiero salir, un anuncio latente llama mi atención, es verde, muy verde, no se lee bien porque está un poco dañado, decido acercarme, creo que me conducirá a un buen lugar, me dejo llevar por el anuncio que toma de mi mano y hace dirigirme hacia él, cada vez estoy más cerca, mas cerca, mi corazón comienza a palpitar un poco mas fuerte, mi cabeza se concentra solamente en enfocar el borroso anuncio, ya estoy llegando, me digo. Espera, camino mas rápido para encontrarle, estoy aquí, "SALIDA"
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