Los trabajos sombriós del tintiteno amargo no dejan de zumbar por la nariz absorta, pretenden dudas incoloras escapistas, a veces, ingeniero o artista, poderes que disculpan brevedades. Todas las ganas corren entre escondites y vistas maravillosas, de muchas veces, piden puntos o también barquitos bañados en éxtasis, dependiendo de la inmunidad mentirosa. Se acaba, se destruye mediante las historias tontas de evidencias que realmente a nadie le importa.
domingo, 5 de julio de 2009
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