viernes, 24 de julio de 2009

Inhalar y exhalar


El cilindro blanco con manchas marrones relleno de espolvoreadas placeres espera paciente en una cabina acartonada donde más cilindros lo apretujan y no le dejan respirar. Todos están expectantes, rogando ser escogidos entre los demás para vivir y morir en menos de cinco minutos. Cuando la cueva se abre y permite ver los rayos de sol, unos finos dedos se encargan de elegir al afortunado para ser consumido; el escogido respira agitadamente, se embriaga del deseo que le produce ver cómo la mano lo acerca a unos labios, también rebosantes de la expectativa creada por el momento.

El cilindro vicioso comienza a quemarse liberando sustancias plácidas, las cuales recorren desde la boca hasta los pulmones generando un mareo inclemente y una satisfacción inmediata. El humo escapa por todas partes, grita por su liberación y vuelva alrededor de su consumidor, el vicio igualmente feliz se extingue paulatinamente en un movimiento reiterativo donde danza entre los dedos y la boca; al estar a punto de desaparecer lanza un último suspiro mientras flota en dirección al suelo y es aplastado, terminando así su momento. Los otros cilindros vibran de júbilo, envidia y pasión, se mantienen a la espera de ser escogidos y de la reanudación del ciclo, pero todo esto depende de la ansiedad y sus jugarretas.

domingo, 19 de julio de 2009

Enervantes prospectos

La sombra del hombre se difuminaba por en medio de los árboles flameantes de colores fosforescentes que penetrantes cortan los sentidos. Delineadores de figuras, donde aparece la sombra. El caminar de esta fluctuaba entre un zigzag, un mar de ondas que mareaban los equilibrios. En la silueta del rostro de la sombra se podía ver como no había más nada que hacer excepto caminar y respirar los colores tóxicos de nuestro alrededor. El hombre sombra camina, a veces más rápido otras más lento, todo dependía de la embriaguez de sus pulmones dispuestos a no parar. A la sombra no le importaba perderse entre los pequeños sonidos que llegaban a su oído y la hacían nadar, flotar y volar. Los sonidos no procedían de ningún lugar, salían y explotaban en el viento y eran percibidos por un oído expuesto. Eran acuosos, saltarines, verdes, marrones, asco, frío, no tenían ningún motivo preestablecido, así que la sombra trataba de definirlos, enjaularlos y comérselos porque habían unos que eran manchados cereales.

Por ser tantos ruidos, la sombra a veces se perdía entre ellos, sin poder percibir otra cosa que aquellos. La sombra camina errante tratando de entender su entorno, camina sin parar como si tuviese un sitio donde llegar, otras veces caminaba como si no pasase nada, como si su cuerpo inerte correteara de si mismo infinitamente. A través de la marcha, lo único que divertida al hombre sombra era escuchar los sonidos y sentir el zigzagueo que producía su camino. Mientras tanto, su cara tenía ese aspecto de llegada, pero nada podía identificarse como tal, la silueta ahora voltea, gira en todas direcciones buscando algo, tras la cuarta vuelta parece haberlo encontrado, camina en su dirección, le observa, lo palpa para comprobar si en verdad es esto, se detiene.

miércoles, 15 de julio de 2009

Filia 315




Hace sueño, perdámonos en el sopor. Dejemos las escenas para después, olvidémonos del tráfico, del pánico y de nosotros. Entreguémonos a la casual informalidad de romper tontos paradigmas, vamos a saltar charcos, abandonar la academia, repudiar los modales. Busquemos un vicio que nos lleve a una sana locura. Ignoremos las señales de tránsito. Es hora de cambiar las películas por actos imaginarios, sudemos vodka, bebamos lágrimas, cantemos, lloremos. No dejemos todo para mañana. Combatamos a Morfeo y su polvo sedante, ¡luchemos! ¿sí? No, mejor durmamos.

domingo, 5 de julio de 2009

Vaguedades en busca de una supuesta conexión

Los trabajos sombriós del tintiteno amargo no dejan de zumbar por la nariz absorta, pretenden dudas incoloras escapistas, a veces, ingeniero o artista, poderes que disculpan brevedades. Todas las ganas corren entre escondites y vistas maravillosas, de muchas veces, piden puntos o también barquitos bañados en éxtasis, dependiendo de la inmunidad mentirosa. Se acaba, se destruye mediante las historias tontas de evidencias que realmente a nadie le importa.