sábado, 13 de marzo de 2010

Alado paseo

El camino hacia el castillo perlado está repleto de dulces delirios. Todos producto de un idilio tangible que me abruman y conmocionan. El recorrido, caminante, se define por la dulce arena extasiada de rayos de sol que la hacen brillar, emerger y respirar. Ella me llama a gritos, me desvía de mi meta, me hace amarla, soñarla; produce un deseo febril de unirme a ella, de conjugarme y fundirme en arena. Aún así, debo avanzar, su delicado encanto no me puede atrapar.

Paseando en la arena, me encuentro con otros caminantes azabache, estilizados, quienes de lejos parecen cada uno seguir un camino, son un pequeño caos que me aturde, mas mientras me acerco a ellos, veo que no se desvían: todos caminan generando una curvatura carbonizada. Por un rato, les sigo, juego con ellos, ando en círculos y espirales hasta que finalmente su curso se aleja del mio y quedo una vez más sola, evadiendo, amando y odiando la arena.

De repente, un oasis brillante se dibuja frente a mi. En principio, afirmo que es producto de mi locura, pero este pide que me acerque. Vislumbro formas circulares que se plasman en una suerte de torbellino que me escudriña, pero me regala miradas dulces, cándidas y apasionadas a su vez.

El oasis ya perdido, me acerca hacia la visión de un castillo, mas bien la silueta de este. Siento que es producto de la fiebre, que mi meta aún no se aproxima. Tal vez sea por la agonía de no llegar nunca al llano nacarado, pero mis ojos no me mienten. Ante mi se construye el castillo. Me acerco, trato de identificarle, palparle, ordenar cada una de las partes que en mi idea refiere la sutil fortaleza. ¡Es cierto, es ella! Toco suavemente su puerta, responden mi llamado y una luz cegadora me golpea con dulzura. He llegado. Colores y blancos me embriagan, me pierdo entre la mariposa dorada.

domingo, 27 de septiembre de 2009

En veinte segundos

Corro tras la etérea ninfa, sus pies no tocan el inmundo suelo como los míos, anhelo capturarla. Detente, no escapes más, te deseo. Sigo tras ella, deja de huir -grito y como una dulce ráfaga observo como desaparece entre el rumor de los troncos. Quedo estupefacto, escudriñando todo a mi alrededor, ¿a dónde has ido?... Aquí te espero.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Vista previa


Odio que me sucedan estas tonterías. Estoy en uno de esos bloqueos frustrantes que le pasan a aquellos que se atrevan a agarrar un papel y un lápiz, o en su defecto, un artefacto con teclas marcadas con el alfabeto para ensuciarlo con algo que tenga algún mensaje, pero no como esos publicitarios, no, uno marcado de forma y fondo, a veces, más de uno que de lo otro y otras todo lo contrario. Desafortunadamente, no sólo basta con que algo que es mal llamado inspiración llegué para poder plasmar alguna cosa coherente, necesita tiempo y meticulosidad. Hay que escoger las palabras más graves para decir las cosas más dulces y las más tiernas para las más amargas, si es que se quiere jugar un poco con aquel desdichado que lea esas (o estas) líneas. Se debe pensar en algo para relatar sin caer en la autobiografía porque, según dicen, ese es el tema de los que tienen nada que escribir. Es necesario buscar, observar todo con cautela y sumo cuidado. El mundo en sí mismo nos da las herramientas suficientes para crear cosas magníficas, lo que pasa es que nosotros apagamos nuestros sentidos ante los maravillosos sucesos que se tropiezan temerosos ante nuestra mirada y es así como caemos en el hondo hoyo de la falta de creatividad, ese donde, por ahora, estoy sumergida, pero no hace falta preocuparse mucho, yo seguiré blandiendo mi espada contra las cruentas sombras hasta encontrar una libélula que me entregue una resplandeciente palabra.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Las musas huyen temerosas de mi presencia, pero aun así, no paro de buscarlas.

sábado, 22 de agosto de 2009

A la Bruja Cósmica

No me compres un Mercedes Benz, no lo necesito ni lo quiero, menos lo espero. No me lo compres, sigo con el ritmo de un beat pegajoso producido por una canción llena de sexo, drogas, amor y paz. Ella me lo dijo, todo menos un Mercedes, todo menos entregarme dócil a la bestia palpitante con sobrenombre de materialismo o sociedad.

Para mi es mejor una Van, sólo por mi intenso afán de formar parte del cliché o mas bien, por el mero deseo de generar una máquina del tiempo que finalmente me transporte a Woodstock y a los lentes alucinógenos. No me compres un Mercedes Benz, pienso mientras un acento puertorriqueño me saluda. No me compres un Mercedes Benz, ¡te lo digo! Vamos, dile no al hito del consumismo, pero si lo tienes llénalo de flores como mi Van, envuelvo entre calcomanías que desafíen al sistema del modo más sutil posible. No puede ser, ahora quiero un Mercedes, deseo llenarlo de albahaca, papeles con olor a coco y encendedores con herramientas ocultas. Lo siento,Janis, me olvido de ti, puedes esperar, me rindo al Mercedes, adiós Van.


viernes, 21 de agosto de 2009

Diario

Ojos, lentes, baño, cepillo, dientes, cara, camisa, jeans, medias, zapatos, cocina, pan, jamón, queso, café, baño, cepillo, peine, cabello, sueter, dinero, cigarros, papeles, maquillaje, chapstick, cuaderno, cartuchera, cartera, llaves, copiloto, adiós, llamada, ascensor, espejo, sótano, alarma, puerta, asiento, tracapalanca, palanca, freno, volante, ipod, itrip, radio, volumen, acelerador, velocidad, estacionamiento, portón, velocidad, freno, acelerador, encendedor, cigarrillo, corneta, luz de cruce, volumen, canción, voz alta, ruido, velocidad, velocidad, mensaje, respuesta, pronto, vidrios, aire acondicionado, canción, cartera, monedero, carnet, decodificador, entrada, estacionamiento, puesto, freno, pare, silencio, polvo, rimel, creyón negro, chapstick, labial, estuche, cartera, puerta, cierre alarma, marcha, escaleras, baño, espejo, escaleras, conocidos, pupitres, ventanas, luces, llegada.

viernes, 14 de agosto de 2009

Ocho mil quinientos dos

Basta de las tonterías abstractas, no son nada contra un Kino, Friends y un lente de contacto que estorba, 85 veces te lo he dicho, hemos perdido y no nos molesta la resequedad causada por el pequeño vidrio que nos facilita la vista y la vaga respuesta esperada a algún suspiro que nos haga recobrar el aliento una vez más.

Te odio, te extraño, te quiero, lo sabes, aunque ni siquiera pienses en mi en la línea del super, aunque nos encontremos envueltos en colores con trastornos de personalidad, sigamos, 27, encontrando protecciones inútiles al sentimiento acaecido, aunque los estupefacientes sean más divertidos que esta tonta embriaguez que habla de cabellos, vistas, escrituras y llamadas. No importa que el tintero sea el único que me piense, 92, no importa, vamos a rodar por colinas absortas en puffs y centelleos, en promesas vagas y toces, 41, en dispersarnos en saber y no, en olvidarnos del tiempo que nunca existe para ninguno y recordar 24 veces lo nunca pensado. Las campanas se esconden en 58 recuerdos de homosexualidad reprimida y vaguedades en 150 caracteres, no más, adiós, no falta ningún plan esta noche, 33.